Los barrios de Arequipa encierran muchas historias, forman parte de nuestra vida y, por lo mismo, como arequipeños tenemos el deber de conservarlos y mantener sus tradiciones.
El barrio más tradicional de Arequipa es, sin duda, San Lázaro. Se dice que allí se produjo la fundación española de Arequipa en 1540. Pero como sabemos ello no es verdad, ya que la fundación de la Villa Hermosa de Arequipa se realizó más bien en la actual Plaza Mayor de la ciudad, luego que un año antes hubo una primera fundación en el valle de Camana.
El barrio tradicional de San Lázaro fue el lugar donde los primeros españoles se radicaron antes de 1540 y, por eso, la creencia de que allí se fundó Arequipa. Pero no es el único barrio en la ciudad. Hay muchos más y corresponden a diversos periodos de nuestra historia.
Conviene, sin embargo, precisar primero que se entiende por barrio. Es la subdivisión territorial dentro de la ciudad con una identidad propia. El barrio representa los valores de la decencia y la tradición que se opone a la barriada, que en el ideario colectivo popular se asocia más bien a lo marginal. El barrio es el primer escenario de las vivencias juveniles. Su recuerdo muchas veces se relaciona con los partidos de futbol y también con el primer amor. Lo que quiere decir que el barrio está íntimamente unido al despertar de la niñez, la adolescencia y la juventud. Pero también a toda la vida de una colectividad o grupo de personas establecidas en un barrio.
Todos conocemos los barrios tradicionales de Cayma, Yanahuara, Selva Alegre y el Vallecito. En Cayma, por ejemplo, se asentaron los primeros habitantes collaguas procedentes del valle del Colca. El distrito de Yanahuara comprende, a su vez, los barrios tradicionales de la Antiquilla y la Recoleta. En el barrio tradicional del Vallecito, se construyeron los primeros chales hacia la década de 1940.
En los barrios también se celebran fiestas tradicionales como la ”Quema de Judas” (el domingo de pascua) y la fiesta de las cruces en el mes de mayo, siendo las más conocidas las que se organizan en Cerrito San Vicente (en Cerro Colorado) y Sachaca. Pero también en la Cruz del Morro de Arica en Miraflores. Mientras que en Yanahuara, Cayma y el barrio de las Siete Esquinas, en el cercado de la ciudad, se organiza cada año la famosa ”Quema de Judas”, con lectura de testamento incluido que se aprovecha para zaherir a las autoridades locales.
Pero los barrios no solo surgen como consecuencia de una decisión administrativa que origina la creación de un distrito sino también de una iniciativa urbanística. Tal es el caso de los dos barrios obreros más conocidos de la ciudad. Uno ubicado en la Avenida La Marina, para los obreros de las curtiembres, y el otro ubicado en la Avenida Independencia, para los obreros del ferrocarril.
Hay otros barrios que se relacionan más bien a leyendas que las han inmortalizado, como el barrio del Huaranguillo. El colectivo popular afirma que allí existen brujas. Cierto o no, toma ese nombre por el huarango, que era un árbol para la leña.
Como ya dijimos, lo contrario del barrio es la barriada, que se diferencia de la primera, por estar su nombre asociado a lo marginal, al lugar donde predomina la delincuencia y el meretricio clandestino.
Esta afirmación puede ser discutible. Lo cierto es que la barriada era un lugar más popular que el barrio.
Miraflores, por ejemplo, antes fue conocida como la pampa de Miraflores y era el lugar donde vivieron en otro tiempo poblaciones indígenas. Aquí funcionó también el primer Aeropuerto y varias famosas picanterías, en donde solían hacer vida bohemia músicos como Benigno Ballén Farfán y artistas como “La Chabela”. En relación a este pintoresco personaje, hay quienes afirman que se trata de una meretriz que vendía sus favores a los parroquianos de las más célebres picanterías de Miraflores. Cuenta la leyenda que era filantrópica y que ayudaba a los pobres. Después de su muerte, hay algunas personas que le rezan a su alma y hasta creen que hace milagros.
Sin embargo, existe la versión de Benigno Ballón Farfán que niega lo anterior y sostiene más bien que se trata de una cantante chilena, que nunca tuvo amores con ninguna persona y que se hacía respetar con cualquiera en base a su personalidad. Su único trabajo fue, según Ballón Farfán, tocar guitarra y cantar canciones en las picanterías que entonces había en Miraflores.
Si “La Chabela” fue una bohemia crónica, vecina del barrio de Miraflores, y un personaje popular que todavía falta investigar más, la “Coremilia” pertenece a la faz oculta de Arequipa, esa historia que casi nunca se cuenta por considerarla presumiblemente sórdida y nada formativa. Sin embargo, la historia de los pueblos no solo se reduce a los actos oficiales, sino que también comprende los hechos cotidianos de la vida misma. ¿Dónde se divertían los arequipeños? Es una buena pregunta que a primera vista parece intrascendente, poco significativa, si solo buscamos historiar los actos oficiales formales. La vida cotidiana de Arequipa, pienso que es otro capítulo de nuestra historia local aún por desarrollar.
Siguiendo con el tema de la “Coremilia”, debemos puntualizar que se trata de una conocida meretriz de la década de 1930, que vivió inicialmente en el tambo “La Cabezona”, en la tercera cuadra del Puente Bolognesi, y que luego se trasladó a vivir a la barriada de “La Casa Rosada”, lugar de alojamiento temporal en algunos casos, que goza de mala fama. Seria la zona rosa de la Arequipa antigua?. Quizás los antiguos arequipeños sepan más que nosotros.
El barrio, como dijimos también, fue el primer escenario de los partidos de futbol. Fue allí, justamente, donde surgieron conocidos equipos de futbol local, como el “Club Piérola” y el “White Star”. Este último formado en el barrio de “María Isabel”.
El nombre de los barrios también es bastante sugestivo y en muchos casos obedece a las características del lugar o a un hecho significativo que le dio origen. El barrio del IV Centenario, por ejemplo, nació con motivo de la celebración del IV Centenario de la fundación española de Arequipa, cuando era alcalde de la ciudad Julio Ernesto Portugal. El “Castillo del Diablo”, ubicado en el cruce de la calle Moral y Avenida La Marina, es otro barrio o, mejor dicho, barriada que toma ese nombre por los vericuetos de la casona.
Los tambos en Arequipa se convirtieron después en barrios que albergaron a mucha gente inmigrante de la zona andina. Son conocidos los tambos: “La Cabezona”, “El Bronce”, “El Matadero” y “Ruelas”. A ellos llegaban comerciantes que traían mercaderas en llamas y que luego se alojaban en los tambos. Lleva el nombre de “Matadero” porque allí parece que en otro tiempo se sacrificaban las reses.
Muchos de los barrios y barriadas en Arequipa se han convertido hoy en día en urbanizaciones y zonas residenciales, que progresivamente van perdiendo el nombre de barrio, pero no seguramente el encanto y las muchas historias que ellas encierran.
Allí nacieron y vivieron muchos personajes célebres de Arequipa. Sus primeras ideas e iniciativas florecieron también en esos lugares. En resumen, los barrios forman parte de nuestra vida y, por lo mismo, como arequipeños tenemos el deber de conservarlos y mantener sus tradiciones.
Fuente: hermandaddejesuscautivoarequipa.blogspot.pe